Hablar de la sujeción al marido en nuestros días, de la mujer de hogar, de la mujer santa y piadosa en nuestros tiempos, es bastante extraño, y más cuando las mujeres están impugnando por ir en contra de lo mismo. He escuchado a mujeres, aún hermanas, decir, "..Yo, sujetarme a este, ni loca, se lo advertí cuando se casó conmigo, que yo no iba a ser como otras mujeres que están bajo el control de sus esposos, pues qué se han creído.." Quizá los abusos de muchos hombres ha causado que las mujeres se "levanten en armas" contra la sujeción al marido, y se vayan al extremo de querer tomar ellas el control. Cada vez más vemos movimientos, tanto mundanos como religiosos, yendo en contra de la voluntad de Dios, en cuanto a la sujeción de la mujer se refiere. De hecho, los movimientos feministas y ciertos teólogos afirman que los apóstoles y muchos líderes de la iglesia primitiva, sentían odio hacia las mujeres, y es a causa de eso que constantemente, según ellos, a las mujeres no se les da un papel importante en la organización de la iglesia.
Tales tendencias, como se puede comprobar con las Escrituras, son incorrectas, y solamente muestran su deseo infructuoso de ir más allá de la Palabra de Dios, queriendo justificarse con semejantes declaraciones. Ni los apóstoles, ni Cristo, ni ningún evangelista sentía odio hacia las mujeres, ya que, la Biblia muestra que ellas tienen la misma dignidad y valor que los hombres, pero en cuanto a sus oficios y servicios en la iglesia, así como en la vida familiar y social, las mujeres tienen un papel distinto que el del hombre. Ese es todo el asunto. Y es así con el caso del matrimonio, donde la mujer, como al hombre, se les dan instrucciones bien precisas y claras sobre su papel.
Las mujeres cristianas, sobre todo aquellas que son parte de "..aquellas santas mujeres.." (1 Pedro 3:5) que se dedican a llevar a cabo la voluntad de Dios, tienen cuidado de lo que él dice con respecto a sus cualidades y formas de conducirse, "..como corresponde a mujeres que profesan piedad.." (1 Timoteo 2:10); por tanto, harán bien en atender lo que tiene que decir Pedro, apóstol de Jesucristo, en cuanto a tales mujeres, las cuales son llamadas, "hijas de Sara". Veamos, pues, estimadas hermanas, lo que dice la Biblia con respecto a estas mujeres.
LAS HIJAS DE SARA SE SUJETAN A SUS MARIDOS
Hablando del matrimonio, especialmente de los esposos, es evidente que existen dos clases de maridos: Los buenos y los malos. Pero, como veremos, el apóstol Pedro enseña a las hermanas con respecto a la sujeción a sus maridos, que deben sujetarse a ellos, sean buenos o no.
En primer lugar, estimadas hermanas, debemos analizar un poco las palabras con las que inicia Pedro su enseñanza. Noten que comienza, diciendo, "..Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos.." (1 Pedro 3:1). Es de llamar la atención la palabra "..Asimismo..". En la Biblia de Estudio "Dios Habla Hoy", dice, "..Así también ustedes.."; en la "Biblia de las Américas", dice, "..Así mismo vosotras.." y en la "Nueva Versión Internacional", dice, "..Así mismo, esposas.."; lo cual nos dice que debemos tomar en cuenta las enseñanzas anteriores al texto en cuestión, es decir, debemos leer los versículos finales del capítulo 2.
En 1 Pedro 2:18, dice, "..Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar.." He decidido tomar en cuenta este versículo, ya que, el tema de Pedro en 3:1, es la sujeción de la mujer a su marido, lo cual nos lleva, por causa de la palabra "asimismo", al texto que he citado. En este texto se exhorta al criado a sujetarse con todo respeto a sus amos, sean estos "..buenos y afables.." o "..difíciles de soportar..". Lo cual tiene relación con lo que dije al principio, ya que, como hay amos buenos y malos, así también hay esposos buenos y malos. El punto de Pedro es que la mujer debe sujetarse a su marido. Y esto es lo que hacen "las hijas de Sara":
1. Las hijas de Sara se sujetan a sus maridos buenos.
Como ya lo he dicho antes, como hay marido malos, también hay maridos buenos. Pero, muchas mujeres, aprovechando la amabilidad y la bondad de sus maridos, no se sujetan a ellos, y a veces hasta les faltan al respeto.
Cuando pienso en mujeres que faltan al respeto a sus esposos buenos, me viene a la mente la esposa de Job. Este era un hombre "..perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.." (Job 1:1) De hecho, Dios dice "..que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad.." aún en momentos de crisis y malestar (Job 2:3) Y fue precisamente en momentos bien difíciles de su vida, que cualquiera pensaría que tendría, al menos, el apoyo de su querida esposa. Sin embargo, he aquí las palabras de su mujer: "..¿Todavía te empeñas en seguir siendo bueno? ¡Maldice a Dios y muérete!.." (Job 2:9 - Dios Habla Hoy)
Muchas mujeres son como la esposa de Job, en lugar de manifestar el carácter de las "hijas de Sara". Tienen un esposo bueno, y no le apoyan, no le agradecen por su bondad, no le tratan bien, no lo atienden correctamente, no le respetan. Algunas toman sus propias decisiones, diciendo, "Hago lo que quiero, a fin que aquel tonto no me dice nada". Y qué tenemos, mujeres abusando y tomándose un papel que no les corresponde. Son rebeldes, son malas madres, son malas amas de casa, y no valoran, ni respetan a sus esposos buenos.
Las hijas de Sara, las hermanas que buscan hacer la voluntad de Dios, no practican tal conducta. Mas bien, aman de todo corazón a sus buenos esposos, les sirven, les agradan en todo, y se sujetan a sus sabias decisiones. Ellas viven contentas con él, no le molestan, no le presionan, no le agreden verbalmente, sino que le alaban, le reconocen sus atributos como buen marido que es, resultando así en una armonía en el hogar bien agradable. ¿Pero qué hay cuando los esposos no son buenos?
2. Las hijas de Sara se sujetan a sus maridos malos.
En muchos casos, la reacción ante un marido malo es, negativa. Todo consejo que pueda venir de otra persona también tendrá las mismas características. Sin embargo, la enseñanza divina es que la mujer que tiene a uno que no es buen esposo, es que tiene también que sujetarse a el con todo respeto. Y esto es lo que hacen las hijas de Sara, se sujetan a sus maridos, aún cuando estos son insoportables.
Muchas mujeres que tienen esposos malos, no se sujetan a ellos, sino que imitan el mismo proceder malo de sus esposos. Si él grita, ellas también; si él insulta, ellas también; si el agrede, ellas también. Se agreden verbalmente y con desplantes, con gestos con el rostro y a veces hasta llegan al punto de la violencia física.
¿Qué debe hacer la mujer que tiene esposo malo? Debe sujetarse a él, debe servirle, debe mostrar buena conducta como cristiana; ¿para qué? Pedro dice, "..para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas.." (1 Pedro 3:1) Por lo regular, los esposos malos son inconversos, y estos, según Pedro, pueden ser llevados a Cristo a causa de la buena conducta de sus esposas. Pero, ¿acaso creen que con gritos, insultos, desplantes y desprecios se gana al esposo incrédulo para Cristo? No, sino que, a causa de la buena conducta, la esposa tiene grandes posibilidades de alcanzar a su marido incrédulo y malo para Cristo.
El apóstol Pedro, a través del contexto de sus palabras en 3:1, dice que cuando la mujer se sujeta a su marido malo, "..es cosa agradable a Dios que uno soporte sufrimientos injustamente, por sentido de responsabilidad delante de él.." (1 Pedro 2:19 - DHH) La razón por la que las hijas de Sara se sujetan a sus maridos, tiene que ver con agradar a Dios y su amor por él. Todo cristiano que ama a Dios, preferirá sufrir injustamente, antes que revelarse y tomar acciones que vayan contra la voluntad de Dios. Algunas mujeres matan a sus maridos. Otras mujeres los abandonan. Otras mujeres se divorcian de ellos. Otras mujeres se vuelven sumamente agresivas y les responden de la misma forma que ellos. Pero esto no debe ser así. La mujer cristiana debe seguir el ejemplo de Cristo en tales circunstancias: "..Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente.." (1 Pedro 2:20-23) Así que, aún cuando el marido no sea bueno, la mujer cristiana debe sujetarse a él con todo respeto.
Desde luego, cuanto tratamos este punto, surge la pregunta, ¿hasta qué grado debo sujetarme a mi marido? ¿Acaso debo dejar de perseverar con respecto a mi fe si él me lo pidiera? La respuesta es, no. Una cosa es servir al marido en lo bueno y recto, así como sujetarse a él para bien; pero otra muy diferente es obedecerle a él antes que a Dios. Por ejemplo, la Biblia dice al cristiano que debe estar sujeto al gobierno (Romanos 13:5), pero cuando el gobierno manda al cristiano algo que es contra la voluntad de Dios, el hombre de Dios no se sujeta a tales edictos (Daniel 6:7-10). Este mismo principio se aplica en cuanto a la sujeción de los hijos a los padres, de la sujeción de los creyentes de una congregación a los pastores, y a la sujeción de la mujer a su marido. Debe servirle, debe sujetarse a él, en todo aquello que no sea contrario a la voluntad de Dios.
LAS HIJAS DE SARA TIENEN CUIDADO DE SU ATAVÍO
1. Tienen cuidado de su atavío externo.
El buen vestir y el verse bien es una de las muchas prioridades que tienen las mujeres. Desde tiempos primitivos, las mujeres han tenido el cuidado de verse bien, de verse bonitas. Sus vestidos, su peinado, sus artículos de belleza tienen gran importancia para ustedes. ¿Qué cargan en sus bolsas? ¿Qué llevan en los cajones de su auto? ¿Qué tienen en sus tocadores? Toda clase de artículos para verse bien. Algunas otras tienen cuidado en su alimentación y en hacer ejercicio, están dispuestas a hacer lo que sea y comprar lo que sea con tal de verse hermosas.
Desde luego, la mujer cristiana también tiene cuidado de su apariencia. La Biblia enseña que las mujeres "..se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia.." (1 Tim. 2:9) No, Dios no quiere que las mujeres se vean feas y desarregladas, con apariencia sucia y caras demacradas. Lamentablemente muchas mujeres visten como si fueran esclavas de antiguos cautiverios sufridos por el pueblo hebreo, como lo describe el profeta Isaías, diciendo, "..Aquel día quitará el Señor el atavío del calzado, las redecillas, las lunetas, los collares, los pendientes y los brazaletes, las cofias, los atavíos de las piernas, los partidores del pelo, los pomitos de olor y los zarcillos, los anillos, y los joyeles de las narices, las ropas de gala, los mantoncillos, los velos, las bolsas, los espejos, el lino fino, las gasas y los tocados. Y en lugar de los perfumes aromáticos vendrá hediondez; y cuerda en lugar de cinturón, y cabeza rapada en lugar de la compostura del cabello; en lugar de ropa de gala ceñimiento de cilicio, y quemadura en vez de hermosura.." (Isaías 3:18-24); y esto sucede porque muchos confunden la espiritualidad con la falta de arreglo personal, lo cual no es así. Pero también está el otro extremo, ya que, muchas mujeres confunden la ropa decorosa con la indecente, vistiendo ropa con la que no parecen mujeres de Dios, sino mujeres de la calle. ¡Vean a las prostitutas! Al menos, aquí en la ciudad donde vivo ahora, las prostitutas visten como cualquier joven que no conoce a Dios, y con la ropa que la mayoría de las mujeres usan, bien pueden ser confundidas con ellas. La mujer cristiana, aunque debe arreglarse y ser bella, no debe abusar de su arreglo y de su ropa, para verse inmoral e indecente. El "descuido" y el "abuso" son terrenos donde la mujer cristiana nunca entrará cuando se trata de su atavío externo. Esto es precisamente a lo que hace referencia la palabra "modestia" en 1 Timoteo 2:9, la cual es traducción del griego "sofrosune", que significa "modestia", "cordura", "sobriedad", y tanto el "descuido", como el "abuso" en el atavío externo, son acciones propias de mujeres que no tienen cordura, ni sobriedad en el cuidado de su vestir; pero las mujeres espirituales, las hijas de Sara, se caracterizan por esta cordura, sobriedad y modestia en su atavío externo.
2. Tienen cuidado de su atavío interno.
Aunque estas hermanas son bien cuidadosas de la limpieza y el buen orden en su hogar, así como en su vestir, ellas tienen gran cuidado también en su atavío interno. ¿Cómo debe vestir, internamente, la mujer cristiana? Debe usar el "..incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible.." (v. 4). Esta clase de adorno hace referencia a las cualidades propias de una mujer espiritual, y ¿cómo no amar a una mujer así? Ella es "amable", es decir, es una persona fácil de amar; la ama su marido, la aman sus hijos y sus hermanos en la fe, ¡aún los no cristianos! Todos pueden ver ese adorno en la mujer que es parte de las hijas de Sara. Su paciencia, su conducta tranquila, apacible, resulta en un placer para quienes escuchan sus palabras y su confianza en Dios. No, las hijas de Sara no son mujeres inestables, no son mujeres sin fe, y además, no son mujeres afanadas por el día de mañana.
Hermana, ¿cómo cree que es su vestir interno? ¿Es usted de aquellas que tienen cuidado de su atavío externo, pero que descuidan lo más importante, es decir, su atavío interno? ¿Es usted "amable", "apacible", "estable"? Lamentablemente muchas hermanas andan pésimamente vestidas interiormente. Pueden andar bien arregladas por fuera, pero no dejaran de ser sino "sepulcros blanqueados", que por fuera están bien adornados, pero por dentro no hay sino podredumbre y mal olor. Muchas hermanas necesitan preocuparse y poner mucha atención a su arreglo interior. A usar el vestido correcto, los prendedores adecuados, el calzado y los accesorios propios de una mujer que ama a Dios y a su prójimo. Parte de sus accesorios espirituales que las hijas de Sara usan para ataviarse internamente, son las "..buenas obras.." (1 Timoteo 2:10) y el "..haciendo el bien.." (1 Pedro 3:6).
CONCLUSIÓN
Hemos aprendido, a la luz de la Biblia, las características que tienen "las hijas de Sara"; las cuales, desde luego, nunca dejarán de imitarla. Imitarán su fe (Romanos 4:19; Hebreos 11:11); imitarán su respeto por su marido, viviendo sujetas a él; imitarán su cuidado en cuanto a su atavío externo, y también con respecto al interno. ¿El resultado? Mujeres virtuosas, alabadas y amadas por sus maridos, por sus hijos, por sus hermanos en la fe, y aún por los que no conocen a Dios.
Agradezco enormemente a mi esposa Alejandra Olvera, por sus ayuda en la elaboración de este artículo, por sus preguntas y comentarios.
Lorenzo Luévano Salas
L_Luevano@hotmail.com
Tuesday, July 8, 2008
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