¿ESTUVO EL PADRE CON EL HIJO EN LA CRUZ?
MATEO 27:46
Creo que este título suena un poco extraño por decirlo menos. Es una de las preguntas que nace en Mateo 27:46 en el instante en que Jesús se encuentra en la cruz.
Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?
Una costumbre general es creer que el Padre abandonó a su Hijo en la cruz debido a que este cargaba los pecados de la humanidad, por lo que el padre debió darle las espaldas.
Al leer este texto, inmediatamente tenemos referencia a un versículo en el Antiguo Testamento, específicamente en Salmos 22, el cual no se consideraba un salmos mesiánico hasta que Jesús pronunció estas palabras en la cruz. Es importante señalar acá que ver la referencia de un acontecimiento en la vida de Jesús en el Antiguo Testamento nos ayuda a entender mejor el evento. Entendemos que Salmos 22 pasa a ser un salmo mesiánico porque expresa un instante específico en la vida de Jesús como lo fue su muerte. David es inspirado a hablar por el Espíritu, como lo señala una vez en Hechos 4:25-17. Dice Salmos 22:
1 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me haz desamparado? ¿Por qué estas tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?1
4 En ti esperaron nuestros padres; Esperaron, y tú los libraste.
5 Clamaron a ti, y fueron librados; Confiaron en ti, y no fueron avergonzados
7 Todos los que me ven me escarnecen; Estiran la boca, menean la cabeza, diciendo:
8 Se encomendó a Jehová; líbrele él; Sálvele, puesto que en él se complacía
Podemos observar que en este salmos la fuente de la palabra desamparar equivale a no librar de la muerte. En éste salmo fue tomado en las palabras de Jesús para explicarle a la humanidad el cruel y doloroso castigo que Jesús estaba pasando. En este salmos clama Jesús a su padre pidiéndole socorro de ese cruel castigo, socorro expresado en un querer físico, librarlo de ese dolor horrendo que como ser humano de carne y huesos estaba experimentando.
Esta claro que hay una gran diferencia entre creer que Jesús aceptó la culpa de los pecados, que en decir que Jesús sufrió la pena (el castigo) de los pecados. Como dice Isaías 53:10 “Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada”. Por esa razón el Padre no libro de la muerte a su Hijo, ya que debía ser el cordero que pasara por el castigo del pecado.
Si decimos que el Padre se alejó de su Hijo en el instante de su muerte porque este último llevaba el pecado de la humanidad, estaríamos contradiciendo los textos de Hebreos 4:14 y 1ra Pedro 2:22 que nos señalan que Jesús no cometió ningún pecado ni murió con algún pecado nuestro dentro de si mismo. El fue nuestra pascua y tuvo que ser sin defecto.
Cristo murió por nuestros pecados llevándolos en la cruz. Llevar es algo muy distinto a tener. En ningún instante Jesús murió por la culpa del pecado, sino que sufrió la pena del pecado para con su sangre comprar la opción de la salvación. Es lo que dice 1ra Pedro 2:24.
Todo comentario sobre Mateo 27:46 debe armonizar con los siguientes versículos:
Juan 16:32 “He aquí que la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejareis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo”. Todos sus discípulos lo abandonaron en la cruz (excepto Juan), pero el Padre estuvo con el.
Juan 8:29 “Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada”. Al morir en la cruz, ¿Jesús no agradaba al Padre? ¿No hacía la voluntad del Padre?
Lucas 23:46 “Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró”. ¿Acaso no estaba el Padre para recibir el espíritu?
Salmos 22:24 “No menospreció ni abominó la aflicción del afligido, ni de el escondió su rostro, sino que cuando el clamó, el lo oyó”. Claro está que cuando Jesús clamo en la cruz “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me haz desamparado?” el Padre no menospreció su aflicción y este le escucho.
Por lo tanto, no hubo ningún instante en la muerte de Cristo en la cual estuvo solo. Siempre fue acompañado por el Padre debido a que Jesús hacía la voluntad de su Padre en ese instante y fue profetizado y después vuelto a decir por Jesús mismo, que él no estaría solo en el momento de su muerte.
1 La Versión de las Américas dice: ¿Por qué estas tan lejos de mi victoria y de las palabras de mi rugido?
Juan 16:32 “He aquí que la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejareis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo”. Todos sus discípulos lo abandonaron en la cruz (excepto Juan), pero el Padre estuvo con el.
Juan 8:29 “Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada”. Al morir en la cruz, ¿Jesús no agradaba al Padre? ¿No hacía la voluntad del Padre?
Lucas 23:46 “Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró”. ¿Acaso no estaba el Padre para recibir el espíritu?
Salmos 22:24 “No menospreció ni abominó la aflicción del afligido, ni de el escondió su rostro, sino que cuando el clamó, el lo oyó”. Claro está que cuando Jesús clamo en la cruz “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me haz desamparado?” el Padre no menospreció su aflicción y este le escucho.
Por lo tanto, no hubo ningún instante en la muerte de Cristo en la cual estuvo solo. Siempre fue acompañado por el Padre debido a que Jesús hacía la voluntad de su Padre en ese instante y fue profetizado y después vuelto a decir por Jesús mismo, que él no estaría solo en el momento de su muerte.
Monday, July 7, 2008
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