INTRODUCCIÓN
Se ha escrito mucho sobre el "institucionalismo". Se han presentado definiciones. Se han presentado suficientes evidencias y argumentos bíblicos para demostrar los errores del mismo. Sin embargo, a pesar de que ha habido debates y escritos donde se ponen en evidencia las mas que notables violaciones escriturales del mismo, el institucionalismo sigue con vida y creciendo. ¿A qué se debe? Son muchos los hermanos que militan en él, pero también hay muchos de ellos que saben y entienden que el mismo tiene muchos errores escriturales; sin embargo siguen en él, siguen apoyándolo, y a veces hasta defendiéndolo. ¿A qué se debe? Bueno, la única respuesta lógica, ante la abrumadora evidencia de sus errores, es que, el institucionalismo tiene diversas ataduras, cadenas con las cuales tiene cautivos a mucha hermandad, evitándoles la gloriosa libertad del evangelio de Cristo, sino esclavizándoles en las más que comprobadas herejías. Hoy consideraremos algunas de las ataduras que, a la vista, pueden ser reconocidas por cualquiera que se haga las mismas preguntas que su servidor, y por cualquiera que, como su servidor, haya estado bien inmerso en el mismo.
LA ATADURA DE LA IGNORANCIA VOLUNTARIA
La ignorancia es uno de los más grandes males que el hombre pueda padecer. Por la ignorancia se han destrozado matrimonios, se han perdido hijos, se han perdido padres, se han perdido empleos, se ha perdido la oportunidad de vivir; y sin duda alguna, por la ignorancia muchos terminarán en el infierno. En el Antiguo Testamento, por ejemplo, cualquiera que pecara por ignorancia, no era inocente de ese pecado, como dice Levítico, "..si una persona pecare, o hiciere alguna de todas aquellas cosas que por mandamiento de Jehová no se han de hacer, aun sin hacerlo a sabiendas, es culpable, y llevará su pecado.." (5:16) También en el libro de Hebreos, se nos muestra que el sumo sacerdote judío, además de ofrecer sacrificios por sí mismo, tenía que ofrecer también por los "..pecados de ignorancia del pueblo.." (9:7). No obstante, y en un marcado contraste con muchos de nuestros hermanos liberales, es que, muchos apoyan y viven en y por el institucionalismo, no por ignorancia intelectual del asunto, sino por una "ignorancia voluntaria". Esta ignorancia voluntaria hace referencia a hermanos liberales que "no quieren saber" sobre tal controversia. Ellos dicen, "ese es un asunto que no debemos considerar. Hemos escuchado a ciertos hermanos discutir sobre el tema, pero nosotros no estamos interesados en él.." Dicen que no están interesados en el tema, ¡pero viven en y por el institucionalismo! ¿No es esto el error más garrafal del mundo, en personas que se dicen creyentes? Sobre todo, en personas que afirman conocer la voluntad de Dios. He tenido la oportunidad de dialogar con algunos de ellos, y siempre dicen que no es "necesario" tratar esos puntos, dicen que son "asuntos de opinión"; sin embargo, no se dan cuenta que están llegando a conclusiones prejuiciosas, ya que, sin siquiera leer o dialogar a la luz de la Biblia sobre el asunto, ¡ya concluyen que es opinión! ¡Ya concluyen que no es importante! ¡Ya concluyen que no es necesario! ¡Ya concluyen que se trata de métodos! ¿No es esto vivir en la ignorancia de manera voluntaria?
Los hermanos liberales que han tomado esta actitud de la ignorancia voluntaria, en lugar de seguir el ejemplo de Pablo, quien insistía en que le imitáramos (Filipenses 3:17), están imitando la errónea conducta de aquellos a quienes la Biblia identifica como burladores. Fue Pedro quien escribió que ellos "..ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste.." (2 Pedro 3:5). Estos hermanos, por su actitud, piensan que van a ser justificados ante Dios por ignorar sobre el asunto. Ellos deberían escuchar lo que dijo el predicador, "..No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?.." (Ecl. 5:6). Si amaran realmente la voluntad y la obra de Dios, ellos pondrían más atención y buscarían el lado bíblico en la controversia.
Todos hemos oído de la actitud negativa de muchos de los judíos y sus líderes religiosos sobre Cristo y el evangelio. Y Pablo nos dice a qué se debía tal actitud negativa, cuando escribió, "..Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes.." (Hechos 3:17); no obstante, y a pesar de su ignorancia, ¡ellos tenían que arrepentirse por su pecado! Y muchos así lo hicieron (Hechos 4:4). Y no solamente los judíos habían ofendido a Dios por su ignorancia, sino que también los gentiles eran culpables a pesar de ella, y Pablo les dijo que "..Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan.." (Hechos 17:30). Ahora, pues, hermanos liberales, ante todo lo que saben, ante todo lo que han estudiado, y principalmente ante lo que dice la Biblia, ¿no creen que hacen mal, ignorando la controversia sobre el institucionalismo? No permitas que la cadena de la "ignorancia voluntaria" te mantenga cautivo en el error, ya que, una vez que decidas investigar sobre el asunto, notarás lo errado que estabas. Se que si tu actitud cambia, Dios te ayudará como lo hizo con Pablo, según él mismo dice, "..habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.." (1 Timoteo 1:13) ¿Te arrepentirás de tan mala actitud, hermano?
LA ATADURA DEL DINERO
¿Qué tan poderoso es el dinero? Esta pregunta tiene, sin duda, muchas respuestas, especialmente si definimos las razones de su poder. Muchos han estado dispuestos a matar por el dinero. Otros, a morir por el dinero. Muchos se han rebajado de manera tan inmoral por causas del dinero. ¿Cuántos más han perdido su dignidad por el dinero?
Desde luego, cuando nos adentramos entre la hermandad y hablamos de dinero, debemos hacer notar que sobresalen tres clases de hermanos. En primer lugar, están los que "..toman la piedad como fuente de ganancia.." (1 Timoteo 6:5) A estos hermanos no les interesa la voluntad de Dios, no les interesa la verdad ni predicarla, sino solamente ganar dinero. Ellos se venden al mejor postor, y si en el liberalismo hay dinero, ¡pues ellos son liberales! ¿Cree usted que estos hermanos estarán interesados en considerar la controversia del institucionalismo? ¡Claro que no! ¿Y si pierden? ¿Y si la palabra logra convertirles de su avaricia? ¿Y si ante la iglesia se demuestra que su liberalismo no es bíblico? ¿Y si hay que dejar el liberalismo? Todo implicaría perder su amado dinero. Prefieren seguir fingiendo, afirmando que el liberalismo es bíblico y que todo lo que hacen es agradable a Dios, ¿por qué? Porque ellos son los que, por avaricia, hacen mercadería de los creyentes con palabras fingidas (2 Pedro 2:3) ¿Cuál será el fin de ellos, y de quienes les siguen? "..Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.." (2 Pedro 2:3)
Luego tenemos a los hermanos que, aunque no aman el dinero, ellos, de manera sincera, quieren hacer mucho en la obra de Dios. Ellos saben que "..el dinero sirve para todo.." (Ecl. 10:19) De tal manera que se sienten muy contentos cuando hacen toda clase de proyectos, fundando instituciones como colegios, casas hogar, editoriales, programas radiales y televisivos, sociedades misioneras, casas de asistencia para la comunidad, escuelas y universidades, y muchas otras cosas más. ¿Dónde encontrarán los recursos necesarios para llevar a cabo tan grandes y costosos proyectos? ¡En el institucionalismo! Así que, van a los hermanos liberales para solicitar apoyo, y entonces, los proyectos se llevan a cabo, y de qué forma. Lujosas instalaciones son construidas. Muchos predicadores son contratados. Mucha literatura es publicada en diversos idiomas. Muchas masas son atraídas. Al final del día, se sientan en su oficina satisfechos de haber hecho grandes proyectos para la obra de Dios. ¿Se imagina perder todo? ¿Cómo es posible que tanta buena obra no sea correcta delante de Dios? Estos hermanos toman el camino engañoso de, "el fin justifica los medios". Su deseo por hacer grandes cosas en la obra de Dios les ha esclavizado en un sistema contrario a la voluntad de Dios. Y es que, sin dinero no se lograría hacer todos esos proyectos, pero saben que si obran dentro de la voluntad de Dios, solamente obrarán según sus capacidades. Y terminan pensando que no hay otra forma de hacer la voluntad de Dios con éxito, sino es a través del institucionalismo. El dinero les ha esclavizado a causa de sus buenas intenciones, por no haber sometido sus buenas intenciones a la voluntad de Dios. ¡Qué triste situación! ¿Seguirán obrando según sus buenas intenciones, o según la voluntad de Dios? Cuidado, porque el dinero y las buenas intenciones, sin la voluntad de Dios, de seguro les conducirá a las prisiones del error y la condenación eterna.
La tercera clase de hermanos en este punto, son aquellos que en verdad tienen necesidad, la cual está siendo suplida por el institucionalismo. Estos hermanos, según dicen, no pueden dejar el institucionalismo porque, de eso viven. Si dejaran el institucionalismo, ¿qué sería de ellos? Recuerdo un hermano que dijo, "¿Si cambiamos de doctrina, quien nos va a sostener? ¿Quién nos va a proveer de lo que necesitamos?" Ellos perderían la fuente que les provee de casa, alimento, abrigo, servicios médicos y un buen futuro para ellos y para sus hijos. ¿Cómo abandonar el institucionalismo en semejante caso? Así que, al ver la vida sin la institución, muchos se preguntan, "..¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?.." (Mateo 6:31). Estos hermanos deben recordar que debemos buscar "..primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.." (Mateo 6:33). Dios no desamparará a sus hijos fieles, como David escribió, "..Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan.." (Salmo 37:25). Así que, para quitarse esta atadura, debemos confiar en Dios y no en las instituciones humanas.
LA ATADURA DE LA GLORIA DEL MUNDO
¿Qué sentimos al ser alabados? Sin duda alguna se experimenta una gran satisfacción. Alabar es la acción de reconocer los buenos atributos de alguien. Cuando somos alabados, es decir, cuando se reconocen nuestros logros y el cumplimiento de nuestras metas, los demás suelen alabarnos. Recibimos "gloria" de los demás. ¿Qué es esta gloria? Es el honor resultante de una buena opinión. Sin embargo, en el ser humano esta gloria, este honor, suele seducirnos al grado de que le amemos. Como los judíos, quienes "..amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.." (Juan 12:43) No es malo que honremos o recibamos honra de alguien; los padres, por ejemplo, deben ser honrados por sus hijos (Ef. 6:2), las hermanas por sus esposos (1 P. 3:7), los amos deben ser honrados (1 Tim. 6:1), los ancianos (1 Tim. 5:17), etc., sin embargo, una cosa es dar honra y recibirla, y otra muy diferente amar la honra más que a Dios.
Hoy en día la honra que se da en diversas instituciones y congregaciones ha sobrepasado la normalidad. Vemos que algunos reciben títulos como Doctores en literatura sagrada, Eruditos en estudios bíblicos, Grandes evangelistas, y se otorgan diversas medallas y trofeos, al grado de que, quienes van en el camino, ya no buscan la gloria de Dios, ya no buscan la verdad y hacer la voluntad de Dios, sino obtener títulos semejantes.
Entendamos bien el punto. He dicho que no es malo honrar y recibir honra, sino amar la honra antes que a Dios. Y es que no es lo mismo que seamos honrados por nuestros logros, pero a la vez, resalte nuestra fidelidad a la voluntad de Dios. En contraste, muchos no están interesados en ser fieles a la voluntad de Dios, a causa de que desean recibir la honra amada, cualquiera que esta sea. Vean que algunos de los gobernantes en los días de Cristo, aunque creían en Cristo, no lo confesaban "..para no ser expulsados de la sinagoga.." (Juan 12:42) Muchos hermanos liberales que viven en y por el institucionalismo, saben que hay muchos abusos, males y errores doctrinales en el mismo; sin embargo, no lo confiesan, no lo afirman, para no ser expulsados de la institución o del sistema que hay detrás del liberalismo, y en el juicio final, sabremos que ellos "..amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.." (Juan 12:43) ¿Cómo perder las grandes reuniones internacionales, donde se nos otorga gloria y honra ante la multitud de la hermandad reunida? ¿Cómo quitar nuestros nombres de los titulares y principales revistas religiosas de la hermandad? ¿Cómo dejar de ser parte del grupo de grandes exegetas de la prestigiosa universidad cristiana? ¿Cómo quitar nuestros apellidos de las tablas de honor, de las placas doradas y dejar de recibir las satisfacientes sensaciones del aplauso de la multitud? Se necesita amar más la gloria de Dios para ser libre de tales ataduras.
CONCLUSIÓN
Sin duda alguna que habrá muchas y variadas ataduras más por las que muchos viven cautivos en el institucionalismo. Aunque ellos entienden los errores que circulan alrededor del mismo, aún así hay una razón muy fuerte por la cual no salen de ese sistema. Puede ser que amemos más a la familia que a Dios. Puede ser que amemos más al dinero que a Dios. Puede ser que amemos más el prestigio personal que a Dios. Puede ser que amemos más nuestras obras y proyectos que a Dios. Sí, esto es lo que hace fuerte a esas ataduras, se está amando más a otro que a Dios. Para ser libre de tales ataduras, debemos cuestionarnos a nosotros mismos, si en verdad amamos a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todo nuestra mente y con todas nuestras fuerzas (Mateo 12:30). ¿Amamos a Dios de verdad? ¡Seamos libres de las ataduras del institucionalismo!...
Tuesday, July 8, 2008
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