Monday, July 7, 2008

DEJAME Y LO ESTUDIO BIEN

Estamos de acuerdo en que el estudio es una disciplina bien necesaria para todo hombre que desea capacitarse en alguna materia, muy especialmente cuando se desea conocer la verdad. De hecho, la Biblia describe a personas como estas, como individuos nobles (Hechos 17:11); sin embargo, ¿qué podemos pensar, cuando se dice que se va a estudiar algo, cuando en realidad es todo un teatro para no ser obedientes a la verdad?
El caso de Félix.
En hechos 24 encontramos el encuentro que tuvo Félix con el apóstol Pablo. En el versículo 25 leemos que Félix escuchó disertar a Pablo acerca de "..la justicia, del dominio propio y del juicio venidero..", todo lo cual causó que Félix se espantara, y dijera a Pablo, "..Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré.." ¿Estaba siendo sincero Félix? ¿Acaso no era la oportunidad adecuada? ¿Qué más tenía que oír, para confesar su fe y obedecer ante la disertación del apóstol? ¿Acaso dejó Pablo incompleto el tema tratado, o le faltó información? No, sino que, Félix, no estaba siendo sincero.
Félix no dijo la verdad, no dijo que estaba "espantado". ¿Por qué estaba espantado? Porque él sabia lo que le esperaba en el juicio, siendo que ha vivido injustamente y sin ninguna pizca de dominio propio. ¿En realidad estaba interesado en escuchar a Pablo? ¿En realidad estaba buscando una oportunidad para obedecer la verdad? No, sino que, al ignorar el mensaje de Dios, intentó obtener algún beneficio personal (v. 26)
En el tiempo actual.
En la actualidad el panorama no ha cambiado mucho. He tenido el desagrado de conocer personas que, como Félix, se resisten a obedecer la verdad, a pesar de que la misma es clara. No muchos de ellos son supuestos predicadores, estudiantes de la Biblia, o que se creen maestros del bien. Pero cuando ha llegado el momento de tomar decisiones a favor de la verdad, ponen en primer lugar lo que les interesa, poniendo como pretexto la frase, "Déjame la estudio bien.." Pero, ¿qué hay más que estudiar? Nada. Como Félix, dicen que lo harán en otra ocasión, pero finalmente muy pocos se enteran de sus supuestos estudios en los que, supuestamente, han encontrado la enseñanza que por años, ignorada aún por hombres bien consagrados a la meditación y estudio de las escrituras, han ignorado. Pero estas personas, descubridores de nuevas verdades, finalmente encuentran la forma de no obedecer la Palabra de Dios.
Conclusión:
Hay que dejar tal actitud y ser veraces. Si de verdad necesitamos escudriñar la palabra de Dios, para tener convicciones bien fundamentadas en la Palabra de Dios, luego, nuestra espera es legítima y comprensible; pero si, por otro lado, nuestra posición es la de no reconocer que se está en el error, debemos recordar que Dios no puede ser burlado, y que tal actitud no nos ayudará mucho para hacer su voluntad y agradarle (Efesios 5:10).

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