Monday, July 7, 2008

"El Reino de Dios está en la tierra desde el año 33 de la Era Cristiana."

Este Reino espiritual es la verdadera Iglesia de Cristo. Solo hay dos reinos espirituales: El de Dios, que es eterno; y el de Satanás, la bestia y el falso profeta. Este último sufrirá pronto la ira de Dios, quedándose eliminado. Querido lector, ¿en cuál de los dos reinos se encuentra usted?
El verdadero y único Reino de Dios no apareció en el año 1914, ni tampoco en el año 1918. No será fundado después de la segunda venida de Cristo, sino que fue establecido en Jerusalén el día de Pentecostés del año 33 de esta Era Cristiana y existe en la tierra hasta el presente día. Considere las pruebas contundentes.
¡Los apóstoles vieron el establecimiento del Reino!
Antes de morir los apóstoles presenciaron el establecimiento del Reino divino de Dios en la tierra. Hablándoles, Cristo les prometió: ¨De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí (con Cristo durante su ministerio terrenal) que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el Reino de Dios venido con poder¨ (Marcos 9:1). El ¨poder¨ del Espíritu Santo (Hechos 1:4-8), señal inconfundible de la venida del Reino, fue derramado en el día de Pentecostés del año 33 (Hechos 2). Por lo tanto, el Reino de Dios quedó establecido en la tierra en referida fecha. En aquel día los apóstoles, utilizando ¨las llaves del Reino¨ (Mateo 16:19; 18:18); es decir, predicando las condiciones ¨para perdón de pecados,¨ abrieron de par en par sus puertas y ¨como tres mil personas,¨ recibiendo la palabra y bautizándose (Hechos 2:41), se constituyeron los primeros ciudadanos del Reino. De esta manera se cumplió la profecía de Daniel 2:44, según la cual el Reino de Dios sería establecido en la tierra durante el tiempo del cuarto imperio, a saber, el Imperio Roma, el cual, de hecho, estaba en pleno poder durante el primer siglo de la Era Cristiana.
¡Trasladados YA al Reino de Dios!
Desde aquella insigne inauguración hasta el día de hoy el Reino de Dios existe también en la tierra. Los apóstoles lo predicaron (Hechos 20:25), no como perteneciente a una supuesta época futura milenial, sino como una realidad actual. Pablo, por el Espíritu, afirmó categóricamente en Colosenses 1:13: Dios ¨nos ha librado (tiempo pasado) de la potestad de las tinieblas y trasladado (hecho consumado) al Reino de su amado Hijo.¨ Tal es el estado dichoso de todos cuantos obedecen el evangelio puro: ¡Han sido trasladados YA al Reino de Cristo! No están esperando el Reino. ¡YA están en él! Todo ¨ministro competente del Nuevo Pacto¨ (2 Corintios 3:6) predica el Reino espiritual de Dios como ya establecido. No como para el futuro sino para el tiempo presente: Como actual, real y visible en la tierra. No como limitado al Milenio sino existente desde Pentecostés hasta el fin del mundo. Estimado lector, ¿ha sido traslado usted al Reino de Cristo, o permanece aún bajo "la potestad de las tinieblas" (el dominio del diablo)?
¡Cristo no regresa a la tierra para establecer un reino milenial!
El texto en 1 Corintios 15:24,25 es clave. Dice: ¨Luego el fin, cuando entregue (¿Quién entrega? Cristo.) el Reino... al Padre (¿Qué cosa entrega Cristo al Padre? La respuesta inspirada: El Reino). Porque preciso es que él (Cristo) reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.¨ ¡Cristo es Rey sobre el Reino AHORA! Se lo entregará al Padre cuando llegue el fin. ¨El fin¨ es la destrucción de la tierra (2 Corintios 4:18), evento siempre vinculado con la segunda venida de Cristo (2 Pedro 3:9-12), y ¡nunca con una supuesta ¨tercera venida¨ jamás enseñada en las Escrituras! Sabiendo Pablo que Cristo se había sentado ¨en su trono¨ (Hechos 2:30) cuando ascendió, escribió a los Corintios: ¨Preciso es que él reine¨, claramente dando a entender que el Señor YA reinaba en el primer siglo. Reinaba sobre el Reino espiritual que fue establecido en la tierra en el día de Pentecostés. Ha seguido reinando hasta el día de hoy. Su Reino ha seguido en la tierra. Reinará hasta su retorno en las nubes para poner fin a todo lo material. Entonces, ¡entregará el Reino al Padre! Todo está bien claro. ¡Cristo no regresa para establecer un susodicho reino milenial sino para purificar su propio Reino espiritual (Mateo 13:41-43) que posee él desde Pentecostés, entregando el Reino purificado al Padre!
Este Reino purificado es el que heredarán los justos (Mateo 25:34; 2 Pedro 1:11). ¿Qué reino heredará usted, amado lector? ¿El de eterno gozo y paz o el de eterno dolor y vergüenza?
Pentecostés: Miles de personas, arrepentidas y bautizadas, fueron admitidas al Reino.
Según Juan 3:5-7, Cristo dice: ¨El que no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios.¨ Se deduce que los que nacen del agua (se bautizan; se sumergen en las aguas) y nacen del Espíritu (reciben el don del Espíritu; se sumergen en las enseñanzas y la vida del Espíritu), sí, con toda seguridad, pueden ¨entrar en el Reino.¨ Ahora bien, el bautismo fue ordenado en el día de Pentecostés y el don del Espíritu ofrecido. Arrepentios y bautícese para perdón... y recibiréis el don del Espíritu Santo¨ (Hechos 2:38). Enseguida, miles se bautizaron y recibieron el don. Por lo tanto, habiendo cumplido los requisitos, ¡fueron admitidos al Reino! Es hecho indisputable: ¡El Reino existe desde Pentecostés! ¿Se encuentra usted en él?
La iglesia de Cristo es el Reino de Dios en la tierra.
Las condiciones para entrar en el Reino y las condiciones para pertenecer a la única iglesia fundada por Cristo son idénticas. Conclusión: La iglesia de Cristo es el Reino de Dios en la tierra. Los pasos que conducen al Reino de Dios son los mismos que conducen a la verdadera Iglesia de Dios. Al tomarlos, el alma sumisa a la voluntad divina se hace ciudadano del Reino espiritual y es añadida a la iglesia por Cristo (Filipenses 3:20-21; Hechos 2:37). Desde Pentecostés hasta el presente, todo aquel que anhela la salvación eterna se apresura a entrar en el Reino. Amado lector, ¡apresúrese usted también! ¡Crea, arrepiéntase y bautícese cuanto antes!, pues estos mandamientos son las condiciones fijadas por el Espíritu Santo (Juan 3:5-7; Hechos 2:36-47) para ser trasladado al Reino del Señor.
Un Reino puramente espiritual.
Este ¨Reino inconmovible¨ (Hebreos 12:28,29) que recibimos los que nacemos de nuevo es de naturaleza puramente espiritual (Juan 18:36). Está en este mundo, pero no es de este mundo (Juan 17:14-16). Su Rey es santo; también los súbditos. Su Rey no es mercader religioso; tampoco los súbditos (Juan 2:13-17).
Por consiguiente, nuestro solemne deber es señalar (lo hacemos sólo para orientar y advertir al alma sincera): (A) Que no se trata del reino eclesiástico-político-comercial con sede en el Vaticano, el cual se ha convertido en un gran consorcio global de empresas esencialmente materiales, en cumplimiento de Apocalipsis, el capítulo dieciocho. (B) Ni tampoco se trata de los imperios religiosos levantados por protestantes, evangélicos, pentecostales y pastores independientes (concilios, movimientos, corporaciones religiosas), pues la gran mayoría de estos líderes hierran en tres asuntos fundamentales: (1) Suelen mercadear (2 Pedro 2:1-3) con lo espiritual para levantar y sostener sus reinos; (2) Predican el Reino como futuro y (3) Falsifican las condiciones para obtener la ciudadanía espiritual, alegando que el bautismo no es ¨para perdón de pecados¨, contradiciendo a Cristo y los apóstoles (Marcos 16:16; Hechos 2:38). La mayoría de estos guías religiosos aguardan vanamente el establecimiento de un reino milenial, con Cristo sentado sobre un trono literal en Jerusalén. Alimentan a millones de almas ingenuas con estas huecas esperanzas y profecías equivocadas (Ezequiel 13; Jeremías 23). Es del todo Imposible que tengan al verdadero Espíritu Santo, pues no hablan la verdad sobre el Reino espiritual de Cristo. De cierto, aun las ¨lenguas angelicales¨que algunos de ellos pretenden hablar, son meras jerigonzas y los ¨prodigios¨ que algunos alegan realizar pertenecen a la categoría de "mentirosos" (2 Tesalonicenses 2:8-12; Mateo 7:21-23) identificados por el Espíritu de Dios.
Solo hay dos reinos espirituales. ¡Usted puede ser trasladado enseguida al de Cristo!
Apreciado lector, solo hay dos reinos: (1) El de las tinieblas de Satanás. Este se distingue no solo por alcohol, drogas, adulterio, homosexualismo, prostitución, mentiras, hechicería, violencia, crimen y guerras sino también por engañosas profecías, falsas doctrinas y vanas tradiciones religiosas. Es un reino diabólico de muerte, destrucción y castigo eterno. (2) El de la brillante luz pura espiritual de Cristo. Este reino es fundado sobre la verdad eterna y se distingue por el amor genuino, la sabiduría celestial, la dignidad divina, la honradez, la paz, el gozo espiritual, la compasión, la paciencia y las buenas obras hechas por sus súbditos, como también por toda la Verdad revelada por el Espíritu Santo en el Nuevo Testamento. ¡Es Reino de inmortalidad y de felicidad completa! ¿En cuál de los dos se encuentra usted en este preciso momento? Si en el de la inmoralidad y del error religioso, sepa que Dios está dispuesto a trasladarle al de su amado Hijo, y lo hará tan pronto se arrepienta y se bautice usted bíblicamente. ¡Hágalo hoy mismo! Gustosamente le asistiremos, si así lo desea usted. Llámenos o escríbanos con confianza. Qué encuentre usted la justicia, la paz, el gozo y la esperanza de vida eterna que Dios le ofrece sólo en su Reino espiritual.

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